Jubilación Feliz

Retos a afrontar desde una perspectiva de psicología y psiquiatría

Reunión virtual de CEOMA (29/9/22)

Dr. Bartolomé Freire

Los años de longevidad que disfrutamos incluyen múltiples cambios que son retos a los que tenemos que enfrentarnos para vivir una vejez productiva y feliz. Pensar que la edad adulta se prolonga sin fin puede conducir a despreciar la vejez y privarnos de disfrutarla.

Uno de los grandes retos es aceptarnos como mayores. Aceptar, por ejemplo, los sentimientos que se generan al habitar cuerpos que han dejado de ser bellos y fuertes. Necesitamos adquirir una actitud realista y positiva que evite aparentar lo que no somos o rendirse y desinteresarse por el mundo.

Ser dueños de nuestra edad nos permite decidir cómo queremos vivirla. Porque la vejez no es solo declive, también hay oportunidades para el crecimiento personal.

Entre los cambios que se producen en un cerebro que envejece están:

  • Ser más comprensivo y tolerante.
  • Aumentan también el deseo de cooperar, la estabilidad emocional y la capacidad de llegar a acuerdos.
  • La sabiduría, patrimonio de los mayores, favorece la adaptación a entornos cambiantes.

Según estudios recientes, a pesar de que durante la pandemia los mayores estaban más aislados, corrían mayores riesgos y no fueron bien tratados, resultaron ser más resilientes ante los trastornos mentales y reportaron un mayor nivel de bienestar que los jóvenes.

Momento de la reunión virtual de CEOMA con el Dr. Bartolomé

Una vez liberados de ciertas expectativas sociales los mayores somos dueños de nuestro tiempo y tenemos la libertad de participar en la sociedad de acuerdo con nuestras necesidades, deseos y capacidades. Podemos seleccionar y elegir lo que queremos hacer la mayor parte de nuestro tiempo. No hay un modelo único para envejecer con éxito. Cada uno tenemos que encontrar nuestra propia fórmula (Libertad/Responsabilidad). Necesitamos renovar el sentido de la vida y afrontar los retos de aprender, crear cosas nuevas y comprometernos con dejar un mundo mejor apara las siguientes generaciones (Rutina/Flexibilidad).

Contamos también con la posibilidad de profundizar nuestros vínculos afectivos, desarrollando nuevas formas de intimidad y nuevas amistades. Ello exige establecer una comunicación más profunda y aceptar al otro tal como es. (Distancia: Tiempo compartido/Tiempo en soledad). Nietos.

Hay experiencias que no puede vivirlas nadie más que nosotros. Tolerar los sentimientos de soledad es otro de los retos más habituales y más duros a los que nos enfrentamos los mayores. Así como la pérdida de seres queridos, la enfermedad y la cercanía de la muerte también.

Hay retos diferenciados para hombres y mujeres. Nosotros debemos renunciar a equiparar masculinidad con independencia y autosuficiencia y ellas con mayor frecuencia transicionar hacia la viudez. Pero también hay ganancias potenciales distintas, nosotros podemos desarrollar más sensualidad y ternura y ellas ser más asertivas y firmes.

Para los muy mayores hay retos específicos como aceptar ser cuidado, lo que exige desarrollar confianza y abandonar parte de la autonomía.

En fin, somos los mayores los que tenemos que tomar un lugar en la sociedad y construir nuestra propia vida válida, interesante y digna de respeto. Y con ello trasmitir a los más jóvenes la esperanza de poder vivir una vejez digna y feliz.

Diferentes retos para los mayores de zonas rurales y urbanas.

La anónima vida urbana reduce los lugares de contacto y reunión y distancia las relaciones.

Aprender a manejar los instrumentos contemporáneos de información y comunicación puede ser prioritario para compensar la carencia de los servicios básicos en el área rural.

En las zonas rurales hay menos medios para expandirse personalmente, pero tiene unas funciones que, mientras puedan realizarlas, pueden mantener y da sentido a sus vidas y preserva su identidad.

 

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