
23 Jun Seniors: encuentros en la tercera fase. Una mirada interior. (1/5)
El confinamiento produjo una ruptura biográfica y una pérdida de referencias importantes que contribuyen a definirnos (identidad). En muy poco tiempo desapareció una estructura de vida y se desorganizaron nuestros patrones habituales de conducta. Otros, con peor suerte, padecieron la enfermedad o sufrieron la pérdida de un familiar o de su trabajo. Pero todos tuvimos que poner en juego nuestra capacidad adaptativa para encontrar sentido a lo que estaba pasando y mantenernos activos y conectados.
Ha sido, también, un tiempo para vivir otras experiencias. Por ejemplo: Al disminuir la presión de las obligaciones pendientes hemos disfrutado de más momentos de sosiego, esos en los que el ser desplaza al hacer, como por ejemplo: estar con uno mismo, contemplar las luces del atardecer o conversar en la intimidad con alguien querido. Los muy ocupados habrán padecido la inactividad obligada, pero han pasado más tiempo con sus familiares y recuperado actividades, como la lectura o el bricolaje, que habitualmente postergan. También los que se plantean jubilarse han tenido, en este paréntesis, una pequeña muestra de lo que supone la jubilación. En la medida en la que sobre estas vivencias hayamos construido una perspectiva diferente para mirarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno, se ha hecho posible la creación de iniciativas para el cambio.

Con respecto a lo que nos vamos a encontrar en la tercera fase y más allá, hay circunstancias previsibles y otras que aún desconocemos. Sabemos que somos responsables de nuestro propio cuidado y que debemos aprender a vivir con mascarillas, distanciamiento social, colas, aforos limitados, circuitos señalizados, etc.. Tendremos que tomar decisiones incómodas, como cuando salir de casa, un refugio seguro frente al covid-19 y que medios elegir para desplazarnos. A nivel laboral podemos anticipar un acelerón digital que modificará la, hasta ahora, cultura presencial de las empresas. (Creo que ahora mismo los seniors estamos demostrando que no nos vamos a quedar atrás, aunque aprender algo nuevo nos lleve más tiempo y nos cueste más trabajo). Y algunos, además, continuarán con el duelo por haber perdido a una persona próxima o deberán resolver cuestiones económicas y laborales de diferente entidad. Estamos abocados a afrontar todos estos cambios con instrucciones cambiantes y gestionando el miedo al contagio y la incertidumbre de cómo nos va a tratar el futuro.
En fin, estamos viviendo uno de esos periodos de la vida impredecibles o incontrolables que generan estrés.
Segunda parte: ¿Cómo afrontarlo de la mejor manera?
Concha Aparicio
Publicado a las 18:46h, 24 junioAsí es, en efecto. Ha sido un tiempo de aprendizajes, duros, pero útiles. Y de cómo sepamos aprovechar lo aprendido va a depender en gran medida el futuro, no solo individual sino colectivo.