
01 Feb Maneras de envejecer
ENVEJECER TIENE SUS RETOS
Envejecer es una fase más de la vida, no un proceso patológico. La entrada en la vejez suele ser progresiva y no supone, para la mayoría de las personas, una alteración significativa de sus intereses y compromisos. Los cambios bruscos ocurren cuando tiene lugar una enfermedad grave o una modificación importante del estilo de vida.
Con la edad no desaparecen nuestros rasgos individuales o nuestra identidad. Los mayores somos un grupo muy diverso y según envejecemos nos hacemos más diferentes. Aquellas características que han sido centrales en nuestra personalidad parecen delinearse más claramente con el tiempo y los valores prioritarios se hacen más marcados.
Tampoco hay un patrón único para envejecer o envejecer bien. Las personas envejecemos de muy distintas maneras, que suelen ser consistentes con nuestra historia previa de vida. Sin embargo, existen rasgos comunes en cada generación que alcanza la edad avanzada como consecuencia de los factores históricos y culturales que han compartido.
Hay, por ejemplo, diferencias importantes en la manera de envejecer de hombres y mujeres. Ellas tienen que asimilar la transformación fisiológica de sus funciones reproductoras, con las consiguientes repercusiones biológicas y afectivas, liberarse del culto aprendido a la belleza y con mayor frecuencia hacer la transición a vivir solas. En mi estudio sobre la jubilación (1) encontré que muchas de mis entrevistadas trataban de aprovechar su mayoría de edad para reafirmar su autonomía personal recuperando el centro de sus vidas y para compensar las ausencias de su formación académica. “Quiero enriquecer mi vida viviendo lo que no he vivido”, me dijo una de ellas.
Por nuestra parte, los hombres tenemos que reconciliar el ideal de masculinidad con el declive físico y cuidar y ser compasivos con un cuerpo que se deteriora. Y superar algunos viejos mitos masculinos como el de ser independientes y autosuficientes. Entre otros retos mencionados por mis entrevistados jubilados estaban llenar el vacío dejado por el trabajo con actividades con sentido y mejorar la cantidad y calidad de sus relaciones afectivas. Algunos hablaron de sus propósitos de modificar conductas y valores estimulados por su experiencia laboral: “Mi peligro es responsabilizarme en exceso y volver a una actividad casi laboral. Estoy tratando de dosificarme, parame a pensar y no abandonar otras cosas, como la familia … Quisiera estar más tiempo conmigo mismo, libre de actividades”.
MAYORES DE DIFERENTES TIPOS
El tipo de personalidad es el eje central en torno al que se organiza la manera de envejecer y condiciona la relación entre los roles sociales que se realizan y la satisfacción con la vida. Según Bernice L. Neugarten y cols. (1) para comprender como envejecerá un individuo hay que tener en cuenta:
- Los rasgos más sobresalientes de su estructura de personalidad.
- Su estilo personal de afrontar los retos que la vida le presenta.
- Como han resultado sus transiciones ante los cambios vividos.
- Sus expectativas ante la vida.
De acuerdo con estos parámetros dichos autores proponen los siguientes “Patrones de Envejecimiento”:
- Integrados: Son mayores que funcionan bien, tienen una vida interior compleja, unas capacidades cognitivas bien integradas y unos yos competentes. Son flexibles, relajados, abiertos a los estímulos y maduros. Su nivel de actividad va desde los que reorganizan unas actividades variadas después de su jubilación, a los que se concentran en unas pocas y los que eligen una vejez más tranquila y retirada. Están satisfechos con la etapa que viven.
- Defensivos: Son individuos esforzados, orientados hacia el logro, que necesitan mantener un control fuerte sobre sus vidas. Se subdividen entre los que se esfuerzan por mantener el mismo tipo de vida de siempre, los que dicen: “trabajaré hasta que no pueda más” y aquellos que tratan de compensar los déficits de la edad cerrándose ante nuevas experiencias y limitando sus contactos sociales y el uso de sus energías.
- Dependientes: Mayores con marcadas necesidades de dependencia que buscan apoyo externo. Unos mantienen niveles medios de actividad y satisfacción con la vida cuando encuentran sus necesidades emocionales satisfechas. Otros adoptan una posición pasiva, con baja participación social y una satisfacción media o baja.
- Desorganizados: Mayores con graves problemas en sus funciones psicológicas, que pierden el control de sus emociones y muestran deterioro en sus capacidades cognitivas. Se mantienen en su comunidad, pero sus niveles de actividad y satisfacción son bajos.
ENVEJECER CON GRACIA
Tenemos que contemplar el envejecimiento como un proceso vital, no como un declive que debe de ser pospuesto tanto como sea posible. El que vivamos una vejez vigorosa depende menos de nuestros genes que de nosotros mismos.
Porque envejecer no nos convierte en seres indefensos ante las circunstancias externas o los procesos que ocurren en nuestro interior. Continuamos siendo libres y capaces de ejercer nuestra influencia en lo que ocurre alrededor y en los cambios fisiológicos que experimentamos. Podemos seguir eligiendo y seleccionando del entorno aquello que satisface unas necesidades de supervivencia y desarrollo personal que hemos consolidado a lo largo de nuestro recorrido. Según envejecemos continuamos una trayectoria con una larga historia que se prolongará, con las inevitables transiciones, hasta el final.
Quiero incluir unas interesantes sugerencias para “envejecer con gracia” que nos hace George E. Vaillant (1), director, durante muchos años, del “Harvard Study of Adult Development”, quizás el seguimiento más extenso de un número elevado de hombres desde su juventud hasta la edad avanzada:
- Cuida a los demás, se abierto a nuevas ideas y dentro de los límites de tu salud física mantén la utilidad social y ayuda a otros.
- Acepta con tolerancia las indignidades de la vejez. Reconoce y acepta de buen grado las necesidades de dependencia y acuérdate de sentir gratitud.
- Mantén la fe en la vida, insiste en mantener la autonomía que puedas y venera tener la iniciativa.
- Conserva el sentido del humor y la capacidad de jugar.
- Se capaz de pasar el tiempo recordando el pasado y de apoyarte en los logros conseguidos.
- Continúa el contacto y la intimidad con tus viejos amigos.
Envejecer con éxito es un proceso complejo y lo que importa no es vivir más, sino vivir mejor. Porque por muy mayores que seamos siempre hay en nuestra historia un potencial de crecimiento, un camino nuevo a emprender.
Dr. Bartolomé Freire, Psiquiatra, Psicoterapeuta jubilado.
- Freire, B. (2017): “La Jubilación, una nueva oportunidad”. Madrid: LIDeditorial.
- Neugarten, B.L. y cols. (1996): “The Meanings of Age”. The University of Chicago Press.
- Vaillant, G.E. (2002): “Aging Well”. New York: Little, Brown and Co.
Artículo publicado en la revista Seniors Universitarios (página 13)
Foto de Alena Darmel en Pexels
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